lunes, 20 de agosto de 2007

Caminos que no llevan a ninguna parte

Los héroes kotidianos no somos únicos, sino tremendamente comunes y absolutamente desconocidos y anónimos. Ni siquiera se nos suele detectar tras toda una vida de hazañas, y a menudo sólo sobreviviremos unos pocos años más gracias a los recuerdos y el cariño de quienes nos quisieron. Saber esto nos hace más héroes si cabe.
El caso es que hay héroes de cientos de miles de formas, y este diario expone muy pocas, sólo las que yo voy describiendo. Así que invito a cuantos quieran participar a añadir formas de héroe que no puedo llegar a imaginar (hasta los superhéroes están diferenciados, especializados: el que trepa y salta no vuela, el que lanza fuego no tiene un látigo, el que es de piedra no es invisible...).
El caso es que, algunos héroes recorremos caminos que no llevan a ninguna parte y lo hacemos porque entendemos que en eso consiste fundamentalmente la vida, en recorrer caminos que discurren con pequeñas paradas, lugares en los que reposar, pero que nunca se acaban. Siempre hay una senda que va más allá, una carretera que comunica la red... Siempre lo hay.
Porque las cosas con principio y fin en la vida nos parecen las menos importantes, aunque suelen ser las más numerosas y presentes. Y son necesarias quizás, pero no deben jamás excluir aquellas cosas que nunca acaban, como el conocimiento...
ES MAGNÍFICO SENTARSE A ESPERAR EN UN CAMINO A NINGUNA PARTE.

Abrazos y paz.

jueves, 9 de agosto de 2007

Ayer mismo, sin ir más lejos: unas voces a lo lejos hablan, y no murmuran sino que gritan, de pura camaradería, de broma jocosa, llenas de complicidad. Pues hablan de cosas que alcanzan a los otros que allí estamos. Y conviene hacer oidos sordos, porque la vida entera es así.

Desde un rincón, con la mirada perdida perforando el suelo e incapaz de retornar con rapidez, pienso en cómo son preferidos los personajes, unos por encima de otros. Y pienso que tengo uno de los peores personajes que se pueden repartir en la vida. En fin, para qué explicar cosas de uno mismo. Lo que queda claro es cómo prefieren los otros a la gente para contratarlos en trabajos, para salir como amigos... y los quieren dicharacheros, de broma superficial fácil, jajajeador de todas sus chanzas, de estos que hasta cuentan chistes y ellos mismos se ríen más de lo que nos reímos otros (y a menudo lo hacemos por una cortesía que ellos nunca tendrían)...

En fin, un héroe es alguien que siempre está detrás de la vida, corriendo una carrera de fondo, mientras los demás le cuentan sus llegadas a meta y le recomiendan qué debería haber hecho, sin conocer el tiempo ni el empeño que lleva, desde que salío a la carrera algunas décadas atrás.

Seguro que tú también puedes ser este héroe.

martes, 7 de agosto de 2007

Diario de una heroína cualquiera

Ser héroe es sobrevivir a la pregunta diaria de qué hacemos aquí, de por qué podemos pensar, por qué hemos de saber que moriremos, y por qué esa certeza nos obliga a trazar un camino distinto del que la naturaleza destina a otros animales.
Ser héroe es seguir respirando, saber que lo malo pasará y que uno estará ahí para contarlo cuando la desesperanza no sea tan grande. Ser héroe es cumplir con uno mismo, con la propia consciencia aunque la vida está hecha para los que no la tienen.
La soledad en la que nos encontramos nos hace héroes.

Un abrazo a todos los que se encuentran solos, desesperanzados, hastiados, cansados, oprimidos, tristes... pero que les queda una confianza ciega en el paso del tiempo.