lunes, 21 de junio de 2010

VUELVEN LAS CRUZADAS

      No sé bien qué es lo que está pasando, pero me siento como el infiel durante las cruzadas.
     VIVE Y DEJA VIVIR, ¿acaso no es una gran frase?, mucho mejor que esa otra (la libertad de uno acaba donde empieza la libertad de otro, o algo así, podéis corregirme) tan manida que casi nadie alcanza a comprender pero que cuesta encontrar alguien que nunca la haya pronunciado en momentos en los que los diálogos se vuelven debates pero sin reglas argumentales, es decir, guerras dialécticas sin normas, y por tanto absurdas (muy asimilables a las conversaciones de besugos).
       Últimamente estoy teniendo problemas para controlar mis respuestas, sobre todo después de una batería de ataques directos a mis valores sobre la democracia, la equidad, la igualdad de oportunidades, la libertad, los derechos de los demás... vamos, aspectos que dan un sentido a mi vida y que observarlos en la sociedad me hace feliz aunque también me extrañe de sus productos y haya de hacer esfuerzos para valorarlos. Y es que estos valores posibilitan incertidumbre, nuevas posibilidades, evolución, cambio... ¿Y no es la vida, sobre todo incertidumbre? ¿No es la incertidumbre la base de la libertad?
     Pues no sé que hay en el aire, o en las ondas de la TDT, o en los sillones de las personas que absorben toda esta radiación, que se levantan de pronto y se lanzan a la vida cotidiana a perseguir infieles como yo. Y llegan con su ira chocando contra mis buenos días, directos a adoctrinarme y yo, pobre de mí que empiezo a marearme al escuchar tanta intolerancia y resentimiento, tanto deseo de certidumbre y de detener el mundo, de involucionar... me pongo nerviosa y como la lógica de las argumentaciones me es tan extraña, acabo escuchando un zumbido que no me dejar oírlos, y empiezo a ver sus bocas moviéndose rápidas, y los dientes que parecen colmillos, y las manos que en el aire zarpean estrujando cuellos imaginarios, y la yugular ingurgitada y... ¡¡y me dan miedo!! Sobre todo me dan miedo porque los conozco y los aprecio. Son gente de mi vida cotidiana, con los que comparto espacios.
Y aunque siento miedo en algunos momentos, después, cuando se marchan me quedo cargada con su rabia y me cuesta un rato superarlo y escupir lejos de mí las frases ideales que podría haberles lanzado, en lugar de dejarme avasallar por las palabras que otros construyen para ellos.
     Sólo quiero vivir como lo hago. No necesito nada más de la vida. Lo tengo todo. Quiero que los demás tengan también la oportunidad de tener lo que desean, sin quitarnos mutuamente. Y piense lo que yo piense, no puedo oponerme a ningún derecho que no me quita nada y que libera a otros.
     Todos necesitamos pensar por nosotros mismos y empezar a comprender cómo los medios juegan con nosotros.
     Vive y deja vivir, ¡y que acaben las cruzadas!

viernes, 18 de junio de 2010

TE INVITO A COMENTAR

Este diálogo de una sola resulta pobre. Seria interesante que te animases a dejar comentarios que te inspiren mis entradas, aunque cambies de tema.
Sé que alguien bucea por aquí. Animaos a dejar comentarios (pueden ser anónimos o con valentía)

Un abrazo y ayudadme a enriquecer este pequeño rincón de mundo.

lunes, 7 de junio de 2010

EL HÉROE SE ARRODILLA

Este fin de semana, mezclándome entre la gente he visto decenas de actitudes heroicas, pero sin duda la que más me ha llegado ha sido la del héroe arrodillado.
Sin duda, lo vivido honra al héroe del que hablaré y me hace avergonzarme por haberme entregado tan pronto a la crítica facilona (uno de mis mayores defectos, sin duda. Siempre recapacito tarde).
Pues bien, participando en un campeonato en Colungo (Prepirineo de Huesca) de tiro con arco y propulsor, formamos equipo con dos colegas franceses (grandes aficionados al arco y al propulsor prehistóricos, y con gran tradición de tiro). Uno de ellos esperaba, sin duda, mucho de sí mismo, pero la suerte y el acierto no estuvieron de su lado aquella tarde. Lo cierto es que tuvo algunos momentos de ira y en uno de ellos, al más puro estilo McEnroeniano lanzó su arco con furia contra la sierra y la tensión permaneció toda la mañana, sin poderla mitigar.
En cualquier caso, tras el incidente, contamos lo ocurrido a los compañeros con los que solemos compartir otros campeonatos, criticando ciertamente el carácter de nuestros vecinos: que se muestran muy serios, que se les ve molestos ante nuestra efusividad celebrando dianas o durante las comidas, que si son los reyes del tiro pero también tienen sus días malos... en fin, esas cosas que se comentan al hablar por hablar.
Pues mi vergüenza llega cuando el compañero francés, antes de marchar a Francia tras todo el fin de semana, nos buscó para disculparse por su momento de ira. Entre francés e inglés confesó sentirse mal porque se había comportado como un estúpido al no poder controlar su ira y haberse dejado arrastrar por sus sentimientos.
Por supuesto, en ese momento se convirtió en un héroe capaz de pedir disculpas, y yo pasé a sentirme la persona más estúpida, más cobarde. Me alegro de haberme dado cuenta de ello. Así que, no es que los héroes también se arrodillen, sino que las personas capaces de arrodillarse y pedir disculpas (sobre todo las de fuerte carácter) son auténticos héroes en ese momento.
Un abrazo a todos los participantes prehistóricos en Colungo.