Ayer acudimos en Xàtiva a una manifestación más contra la locura de construir (más bien de destruir) un macrovertedero a cielo abierto en una preciosa y tranquila zona del interior de nuestra comunidad (afectando gravemente nuestro incipiente turismo). Aunque el nombre de la población en la que lo ubican es Llanera, la realidad es bien distinta, porque lo veremos, oleremos y maldeciremos en Enguera, Anna y Estubeny, sobre todo. En fin, a veces pienso que existen dos comunidades valencianas (o países valencianos): la playera y la de interior. Es bien evidente cual domina: la playera, por supuesto, que ha configurado una nueva relación con el interior, pura innovación. Y es que hasta ahora, las relaciones en la naturaleza podían ser intraespecíficas e interespecíficas, con diversidad de clasificaciones dentro de cada una de ellas. En este caso, siendo todos los sujetos de la misma especie, los políticos (que no las personas) han establecido una competencia intraespecífica (competición por recursos escasos, en este caso excedentes del consumo de recursos y escasez de interés por gestionar cada cual sus excrementos) y a la vez, una relación propia de especies diferentes, como es el parasitismo, en el que el interior (huésped) y los playeros (parásitos) convivimos de manera que el playero se aprovecha y vive con los recursos del interior perjudicándolo.
Con relaciones así, es difícil la solidaridad.
Por ello, decenas de héroes pequeños nos echamos a la calle un día más, de forma tranquila, pacífica, en familia, a decirle a los antihéroes (que nunca están, que parecen invisibles pero en realidad se esconden, con capacidad de inconsciencia sobre la acción y la omisión...) simplemente, que no estamos de acuerdo, y que las cosas hechas así, sin consenso, sin preguntar a toda la gente involucrada (¿se llamaba a eso democracia?, ¿una consulta popular a nivel de cada pueblo para averiguar qué piensa la gente que ha de vivir con los efectos que producen las decisiones de 4?...) no crean sociedad, la separan.
