Todos los héroes caen.
Acabo de ver uno.
La suerte que tenemos los héroes anónimos es que nadie nos ve tropezar y podemos disimularlo. Pero, si cabe, esto nos hace más héroes a todos. Caer es un placer, porque es la excusa perfecta para volver a levantarse y gritaaaaaaaar...
¡que allá vamoooooooooooos!